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Se trata de una iniciativa pionera a nivel mundial que tiene como objetivo apostar no solo por edificios y ciudades sostenibles, sino más sanos para sus habitantes. El Observatorio, alineado con la agenda 2030, está constituido por un Comité de Expertos de reconocida trayectoria en España y el mundo.

Una de sus impulsoras, junto con Laura González-Molero, Maria Eizaguirre, Ignacio Aedo, Eloy Bohúa, Baldomero Falcones, Juan Fernández Aceytuno y Juan Travesí, es Rita Gasalla, arquitecta y CEO de Galöw, que conversó con 20minutos sobre el proyecto.

¿Con qué objetivo nace este Observatorio de Arquitectura Saludable?

La pandemia ha provocado una discusión en torno a priorizar la salud o la economía. La arquitectura saludable resuelve esa disyuntiva, porque armoniza esas dos dimensiones a través de la creación de edificios y ciudades saludables. El Observatorio de Arquitectura Saludable busca velar por la salud de las personas en sus oficinas, escuelas, viviendas y otros recintos de uso compartido, y contribuir simultáneamente a la recuperación económica, a través de la transformación de la industria, incorporando elementos que priorizan el bienestar de las personas.

¿Qué es la arquitectura saludable?

La arquitectura saludable se define como “aquella que se centra en crear espacios interiores que colaboren a preservar la salud y generar una sensación de bienestar en sus ocupantes, tanto física como psicológica”. ¡Ese es nuestro objetivo!

En tiempos de coronavirus, ¿qué papel juegan las ciudades y nuestros edificios?

Antes de la Covid-19, varios estudios habían demostrado que pasamos de media entre un 80 y un 90% de nuestra vida en espacios cerrados. Esta crisis ha agudizado esa situación por el confinamiento y las nuevas formas de trabajo que están cobrando cada vez más fuerza. Los edificios y las ciudades ya eran determinantes en nuestra calidad y esperanza de vida antes del virus, y ahora tienen un papel crítico. Sabemos que la mayor parte de los contagios se da en espacios cerrados y ahí está clave para detener la propagación. La arquitectura saludable es un enfoque que propone los medios para ser resilientes ante nuestro principal desafío de superar este virus y estar preparados para futuras pandemias.

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¿Por qué debemos incorporar plantas en los espacios interiores?

Rita Gasalla, experta en Arquitectura Saludable, nos explica por qué es necesario vivir (y dormir) con plantas y cuáles son las especies que mejor purifican el aire.

La NASA identificó hasta 107 compuestos orgánicos volátiles (COV) dentro de la primera estación espacial, Skylab. Estos COVs (agentes irritantes conocidos y potenciales carcinógenos), liberados por los materiales sintéticos con los que había sido construida la estación espacial, representaban un serio riesgo para la salud de los astronautas que iban a estar en la estación largos periodos de tiempo. No había posibilidad de renovar el aire en unas cápsulas estancas ventilando como se hace en los edificios. Había que eliminar tanto las toxinas del aire que iban a ir generando los materiales de la nave, así como el CO2 que iban generando los astronautas en el día a día con su respiración para evitar que el aire acabara siendo mortal. Hicieron una investigación que concluyó con el informe “clean Air Study”. Sus resultados sugirieron que algunas plantas de interior, además de absorber dióxido de carbono y liberar oxígeno en la fotosíntesis, limpian el aire de toxinas como benceno, formaldehido y el tricloroetileno y el óxido de nitrógeno.

Esta es una buena razón para tener plantas dentro de los espacios cerrados, en los que nos pasamos de promedio el 90% de nuestra vida. Podemos mitigar con ellas el síndrome del edificio enfermo, un problema de los edificios que perjudica nuestra salud y que la OMS estima que afecta al 30% de los edificios modernos.En contra de lo que se creía antes, también podemos colocarlas en los dormitorios, ya que a oscuras, una planta de tamaño medio en una maceta, puede consumir el 0,1% del oxígeno disponible en una habitación de tamaño medio. Si compartimos la habitación con una mascota o con una persona, cualquiera de ellos consumirían veinte o treinta veces más oxígeno que una planta.

En estudios posteriores, la NASA recomendó cinco tipos de plantas fáciles de conseguir, muy eficientes para purificar el aire de los espacios cerrados: El Poto, el Ficus, la Espada de San Jorge, el Espatifilo y la Palmera de bambú (Raphis excelsa). Hoy disponemos de una mutación de un poto, un superpoto, que es más de tres veces más eficiente que común limpiando el aire de toxinas. No me he vuelto una defensora de las mutaciones inducidas en las plantas, pero en este caso, podemos disfrutar del las ventajas ya que no hay problema de que afecte a la especie natural, dado que el poto, al no florecer, no puede propagarse por el polen a través del aire.

Introducir la naturaleza a través de plantas vivas en el interior de los edificios, además de producir oxígeno y absorber dióxido de carbono y tóxicos del aire, tiene los efectos benéficos de la biofilia. En los espacios de trabajo, hay unos beneficios incontestables al incorporar la naturaleza y al uso de criterios biofílicos en el diseño arquitectónico, dado que además de mejorar la calidad del aire, su visión y cercanía mejoran el bienestar físico y emocional las personas y hace que sean más creativas, productivas y felices en el trabajo. Por estos motivos, debería ser una premisa irrenunciable para todas las empresas que se incorporen las plantas en el diseños de sus espacios de trabajo

Artículo de Rita Gasalla originalmente publicado en Elle Decor.

Tras el confinamiento, profesionales de diversos sectores volverán al trabajo en un ambiente enrarecido. El virus que detuvo el mundo cambió también los paradigmas de seguridad, bienestar y calidad en las oficinas. El desafío es recuperar la confianza y la ciencia será la clave para lograrlo. Estamos viviendo cambios muy importantes. Uno de ellos es que como sociedad hemos puesto la salud en el centro de nuestras prioridades y eso impacta -como es de esperar- en la cotidianidad laboral, en sus dinámicas y espacios. A la finalización gradual del confinamiento le sigue la reactivación de las oficinas. Un panorama en el que varios paradigmas se están replanteando. Atrás van quedando el ratio de ocupantes por metro cuadrado y la eficiencia energética como criterios de calidad. Ahora otras preguntas ocupan a arquitectos, usuarios y empresarios: ¿Qué significa la seguridad en el trabajo? ¿Cuáles son los nuevos mínimos de bienestar laboral? ¿Qué estándares de calidad deberían cumplir las oficinas? Aunque estamos avanzando en la comprensión y construcción de una nueva normalidad, y algunas certezas llegarán sobre la marcha, lo cierto es que la seguridad, el bienestar y la calidad coinciden en un punto insoslayable: los espacios deberán ser saludables o no serán ni seguros, ni beneficiosos, ni de calidad. Y si eso sucede, tampoco serán confiables para los trabajadores, clientes y la sociedad en general. Las empresas tendrán que tomar medidaspara recuperar la tranquilidad colectiva, que van desde mantener el distanciamiento social y el teletrabajo, a acometer medidas arquitectónicas físicas, perdurables y monitorizadas en tiempo real, que minimicen los contactos y erradiquen las bacterias y los virus del aire y de las superficies de contacto, pues el Covid-19 ha demostrado que los espacios laborales juegan un papel esencial en la prevención y contención de enfermedades, por lo que deben estar mejor preparados para situaciones similares que no solo ponen en riesgo la vida, sino la estabilidad económica y social de todo el país.

Al cambiar la normalidad, también lo hacen los espacios

El derrumbe de los paradigmas de calidad y seguridad en oficinas da lugar a cambios importantes y evidentes: la salubridad será el nuevo primer criterio de compañías para elegir sus espacios, tendremos nuevas normativas, cobrarán especial relevancia los certificados y sellos de arquitectura saludable que validen en tiempo real la salubridad de los espacios y de los edificios y, como estamos viendo, se seguirán modificando las dinámicas convencionales de trabajo. El teletrabajo junto a la universalización de las videoconferencias ha provocado un replanteamiento abrupto en los modelos gestión de empresas y de personas así como un avance rapidísimo en la digitalización. El resultado del cambio ha convencido a muchas empresas y empleados, y algo que parecía temporal, se convertirá en definitivo en muchos casos. Esto va a tener gran impacto en varias dimensiones, como son lareducción de espaciosde oficina, de la movilidad, de la contaminación y del consumo de recursos, y por otro lado, un aumento de tiempo disponible para el empleado, y según apuntan algunos estudios, un incremento de productividad. Un necesario espejo en el que mirarse salvando las enormes diferencias culturales, es China. Nos lleva una delantera de al menos dos meses en la pandemia y sus consecuencias. Allí,sin embargo, según un sondeo publicado por la BBC, la mayoría están reportando una reducción de la eficiencia al trabajar desde casa, «casi el 37% no informó un cambio en su eficiencia, mientras que menos del 10% dijo que trabajaba de manera más eficiente desde su hogar.» Muchas empresas están evaluando liberar una parte de sus instalaciones o incluso, como en el caso de algunas tecnológicas, no volver a ocuparlas en absoluto. En este escenario de flexibilidad, gran parte de los puestos, será de rotación. Habrá más adecuaciones destinadas al trabajo creativo en equipo y las salas reuniones estarán siempre dotadas de equipos de videoconferencia o de telepresencia. Las compañías tendrán que asegurar la operativa en remoto, por lo que se incrementará la disponibilidad de información en la nube, mejorará la conectividad desde los hogares y la redundancia de las salas técnicas o CPD será aún másestratégica. Todo lo anterior transforma también las adecuaciones que requieren nuestras viviendas, pues habrá que acondicionarlaspara teletrabajar sin afectar nuestro bienestar, asegurandoun mínimo de condiciones de ergonomía, iluminación, confort térmico, acústico y de calidad del aire. Por ejemplo, ¿somos conscientes de la velocidad a la que sube la concentración de CO2 en una habitación cerrada y sus consecuencias? Deberíamos, nuestra salud está en juego.

Un enfoque irrenunciable

Todas las crisis revelan también soluciones. Y la Arquitectura Saludable -un concepto en el que Galöw es pionero en España desde hace veinte años- se está consolidando como el enfoque estratégico para asumir el proceso de transformación empresarial y social que atravesamos. Concepto que propugnan también en USA Instituciones tan prestigiosas como Harvard o el IWBI. Estudios previos a la pandemia, demostraban que su aplicación generaba un 37% menos de absentismo, 21% de mayor productividad, duplicaba los ingresos, incrementaba en un 10% la satisfacción del cliente y disminuía en 65% la rotación de los empleados. En este nuevo contexto logra ademásaportar el mayor nivel de seguridad posible -la seguridad total no existe- en la vuelta al lugar de trabajo físico y adoptar gradualmente la “nueva normalidad” minimizando incertidumbres.¿Por qué? En esencia porque sus fundamentos son científicos y no solamente aminoran riesgos de salud actuales, sino que prevén los que puedan surgir en el futuro. Ahora que ninguna empresa se puede permitir que sus empleados estén intranquilos o incluso paralizados por el miedo al contagio, los protocolos de distanciamiento y las medidas de higiene que han marcado las autoridades sanitarias son un mínimo, pero no son suficientes. Es fundamental preparar los edificios a través de la adecuación de los espacios, la orientación de los usuarios y la instalación de tecnologías que faciliten la monitorización y limpieza. Y como de prioridades hablamos, la clave está en el aire. Según Wang Zhou, director del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Wuhany profesor sénior invitado de la Universidad de Pensilvania, se trata de una de las fuentes de transmisión clave del virus, pues las microgotas que emitimos al hablar, toser o estornudar pueden permanecer suspendidas en el aire durante horas. Algo que el MIT ha confirmado. ¿Qué hacer? Poner el foco enlos ambientes interiores y en particular en la pureza del aire, que en el interior está de promedio entre 2 y 5 veces más contaminado que el exterior. Lo primero es incrementar la ventilación para diluir patógenos, contaminantes y filtrar el aire. Un paso más allá y que ha tenido éxito en Corea, es el uso de purificadores. Si estos están dotados de tecnologías avanzadas e inocuas, que inactivan los patógenos en el aire y en las superficies y se monitorizan los resultados de manera continua, estaremos en las mejores condiciones para recuperar la confianza. En España, esta tecnología desarrollada por la NASA está disponible a través de Galöw y cada vez tiene mayor acogida. Las alternativas para adecuar cada espacio son relativas a cada caso. La contribución experta en estos momentos es fundamental porque se trata de una inversión de largo plazo en una dimensión invaluable: la vida y el bienestar. La buena noticia es que la ciencia de la Arquitectura Saludable avanza y nos permite no solo vencer el miedo y acomodarnos a una nueva normalidad, sino construirla. Publicado originalmente el 31 de agosto en capitalhumano.wolterskluwer.es

Hoy sabemos que existe un mayor riesgo de contagio del covid-19 en los espacios cerrados y que el aire acondicionado puede incrementar el riesgo de propagación. La arquitectura saludable nos permite mejorar la calidad del aire interior, y con ello, la salud y el bienestar de las personas a través de los espacios. Desde hace varios meses algunos arquitectos advertimos que la transmisión del Covid-19 podía tener lugar a través del aire, y no fue hasta comienzos de julio de este año, cuando la Organización Mundial de la Salud reconoció el peligro que esto representaba, después de que más de 200 científicos de 39 países publicaran una carta respaldada por diversas investigaciones, señalando la urgente necesidad de tomar medidas para evitar la propagación del patógeno en espacios cerrados, en los que valga recordar, ya pasábamos de promedio más del 90% de nuestra vida antes de la pandemia. Para imaginar el recorrido del virus en aerosol por el aire en los espacios cerrados no hay más que recordar lo que ocurriría con el humo del tabaco en las oficinas, aulas y restaurantes donde antes sí estaba permitido fumar. El Sars Cov 2 se dispersa por el aire de una manera similar al humo en todo tipo de lugares de pública concurrencia con sistemas de climatización. Los aires acondicionados – ahora tan necesarios en verano- pueden facilitar el contagio del virus por las corrientes de aire aleatorias que generan. A esto se suma que en muchos casos el aporte de aire exterior por conductos de ventilación es a veces escaso o incluso inexistente.

Rita Gasalla Proyecto Hotel Ibiza
Hotel Presidente Ibiza, proyecto de Rita Gasalla

Las medidas que todos conocemos de distanciamiento social, higiene, test colectivos y el uso de mascarillas, son útiles en general, pero insuficientes para resolver el problema de los ambientes interiores. ¿Qué podemos hacer al respecto? La arquitectura saludable ofrece un abordaje científico y muy práctico para que podamos volver a respirar tranquilos en lugares cerrados. Proponemos 8 pilares para que los edificios se transformen en un escudo protector contra las pandemias:

  1. Garantizar una buena ventilación es clave. Debemos asegurarnos de que el flujo de aire del exterior sea el máximo que podamos obtener a través de los conductos de ventilación o mediante la generación de corrientes abriendo puertas y ventanas.
  2. En línea con lo anterior, hay que aumentar la tasa de renovación de aire por persona. Esto lo podemos conseguir bajando la ocupación de los espacios o aumentando el caudal. Sería aconsejable aumentar los caudales de aire por persona que marca la normativa según los usos (IDA). Por ejemplo, exigir en las oficinas la tasa de renovación de los hospitales, así cada persona dispondría de 1.6 veces más aire proveniente del exterior.
  3. Arrancar los sistemas de ventilación de los edificios dos horas antes de que empiecen a utilizarse sus espacios y apagarlos dos horas después de que se vaya el último usuario, para mejorar la calidad del aire, y en los cuartos de baño debemos mantener los sistemas de extracción de aire funcionando ininterrumpidamente toda la semana.
  4. Evitar respirar el aire viciado recirculado que proviene del interior. La normativa, por criterios de eficiencia energética, obliga a recircular el aire calentado o enfriado del interior. En este momento, es aconsejable que la prioridad sea la salud.
  5. Es esencial comprobar el estado de los filtros de los sistemas de climatización de aire y exigir que estén limpios y cumplan la normativa, dado que pueden retener en ellos una parte de los patógenos. El virus al que nos estamos enfrentando mide de promedio 0.1 micra, y, aunque solo los filtros superiores a HEPA retendrían partículas de ese tamaño, lo habitual es que el virus use como vehículo partículas mayores, por lo que esa seguridad añadida es de vital importancia.
  6. Utilizar purificadores es fundamental. Son la única solución que inactiva los virus en el aire y en superficies simultáneamente, consiguiendo un espacio interior libre de patógenos (virus, bacterias, mohos y hongos) y de contaminantes. Estas tecnologías innovadoras han sido apoyadas, entre otros, por el IDAE.
  7. Resaltar, que todos los sistemas de climatización y muchos de los sistemas de purificación que se encuentran en el mercado, tienen una limitación importante: actúan exclusivamente sobre el aire que pasa a través de ellos. No purifican ni depuran el aire en su totalidad, ni tampoco las superficies de contacto. Debemos asegurarnos de que los purificadores que elijamos actúen en todo el aire, las superficies e incluso los rincones aparentemente inaccesibles. Para que sean realmente eficientes, tienen que estar operativos mientras las personas usan los espacios, realizando la desinfección en tiempo real. Por eso, otra condición exigible a un purificador es que sea completamente inocuo.
  8. Una monitorización continua de los parámetros físicos y químicos nos ayuda a saber cuál es la calidad del aire que respiramos. Sólo sabiendo que hay un problema, podremos tomar las medidas correctivas para remediarlo. Valga como dato un estudio realizado por la Universidad de Harvard, que revela que un incremento de tan solo un microgramo por metro cúbico de PM2.5 se puede asociar con un incremento de 15% en la tasa de mortalidad por la COVID-19 (3).
Jazzpharma Madrid Monitorizacion Galow Arquitectura Saludable
Sede jazz pharmaceuticals, obra de Gälow, Arquitectura Saludable, proyecto de Rita Gasalla. Espacio con purificadores de aire y monitorizado.

Ante el escenario de incertidumbre que nos ha planteado el Sars Cov 2, la prevención y el uso de la ciencia y la tecnología son decisiones estratégicas. Ahora sabemos en qué tenemos que enfocarnos: es primordial cortar la vía de contagio a través del aire y las superficies en los espacios interiores, la Arquitectura Saludable plantea las fórmulas para lograrlo. Podemos evitar que los edificios sean focos de contagio y actuar al respecto no solo es humano, es estratégico.

Rita Gasalla

Rita Gasalla es CEO de Gälow desde el año 2000, firma enfocada en el transformador concepto de la arquitectura saludable. Publicado previamente el 11 de agosto en el Procenter de Habitissimo: https://procenter.habitissimo.es/ocho-pilares-para-transformar-edificios-en-escudos-protectores-contra-la-pandemia/