He vuelto a colaborar con Hola.com esta vez para hablar de la iluminación en el hogar, un factor fundamental a tener en cuenta para que nos podamos sentir bien en los espacios en los que vivimos.
La luz es un factor imprescindible a la hora de diseñar cualquier espacio, lo entiende así la neuroarquitectura, disciplina que con datos y evidencias científicas analiza de forma objetiva y sistemática cómo los espacios construidos modifican nuestras emociones y nuestras capacidades.
Rita Gasalla, CEO de Galöw Arquitectura Saludable , nos asesora acerca de qué es una buena luz. De forma resumida, es aquella que tiene en cuenta nuestras necesidades visuales, biológicas y emocionales.
Una buena iluminación natural y artificial es la que necesitamos en un momento determinado para llevar a cabo una actividad concreta o una necesidad personal. Y, además, es la luz que nos hace sentirnos bien, seguros, cómodos y felices, de tal manera que queremos quedarnos en ese lugar y no escapar de él.
Luz y bienestar
Sin luz no hay salud ni bienestar. De modo que la luz natural es primordial, porque la necesitamos para vivir y si estamos sometidos a la oscuridad durante la mayor parte del tiempo, ello puede llegar a provocarnos serios problemas de salud.
Rita narra: “la luz tiene efectos visuales: puede mejorar nuestra visión, reducir los síntomas de la miopía y la fatiga ocular. Pero es un error pensar que estos son los únicos efectos. Tiene otros muchos no visuales que afectan a nuestra salud biológica, rendimiento cognitivo y estado de ánimo. Los aspectos no visuales de la luz, tienen un impacto mucho mayor en nosotros que los visuales, y son los que tratamos desde la neuroarquitectura”.