Participo en el reportaje sobre renaturalización urbana publicado en el número 205 de la Revista Equipamiento y Servicios Municipales.
En él explico, como presidenta del Observatorio de Arquitectura Saludable (OAS) el primer reto es teñir de verde y oxigenar las ciudades. Hay que reducir la contaminación atmosférica causada principalmente por el tráfico, introduciendo más árboles y zonas verdes que nos ayudan a limpiar el aire (absorben el dióxido de carbono que es el principal causante del calentamiento global) y a mitigar el efecto isla de calor. Los árboles ayudan a regular la temperatura (bajan la temperatura ambiental entre 2 y 8 grados centígrados en días calurosos) y la humedad y nos proporcionan sombra.
Además, favorecen la biodiversidad, ofreciendo alimento y refugio a la fauna del entorno. También reducen la contaminación acústica porque absorben el ruido procedente del tráfico, ayudan a reducir las inundaciones al disminuir la velocidad del agua de lluvia y embellecen el entorno. Las zonas verdes revalorizan las zonas residenciales y comerciales.
También reducen la contaminación acústica porque absorben el ruido procedente del tráfico, ayudan a reducir las inundaciones al disminuir la velocidad del agua de lluvia y embellecen el entorno. Las zonas verdes revalorizan las zonas residenciales y comerciales.
(El reportaje completo se encuentra en la página 146)
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